Montar un caballo es una experiencia extraordinaria, pero hacerlo antes de tiempo puede tener consecuencias graves e irreversibles para su salud. La edad adecuada para comenzar a montar un caballo no es una cuestión arbitraria: depende del desarrollo de su sistema óseo y muscular, que evoluciona a un ritmo específico. En este artículo te explicamos por qué es tan importante respetar esos tiempos y qué riesgos implica adelantarse.
¿A qué edad se puede empezar a montar?
Aunque en algunas disciplinas se empieza a montar potros desde los 2 años y medio, lo más recomendable es:
- A partir de los 3 años: para trabajos muy ligeros y bajo supervisión.
- A partir de los 4 años: para comenzar una doma básica progresiva.
- A partir de los 5-6 años: para trabajos regulares, exigentes o disciplinas deportivas.
Esto se debe a que el esqueleto del caballo no está completamente osificado hasta esa edad. Algunas vértebras, como las lumbares y sacras, pueden tardar incluso más en desarrollarse del todo.
¿Por qué es tan importante esperar?
El cuerpo de un potro es frágil y está en pleno desarrollo. Su columna vertebral, en especial, es muy sensible a las cargas tempranas. Si se le somete a peso o esfuerzos antes de que su esqueleto esté preparado, pueden aparecer:
- Desalineaciones en la columna.
- Malformaciones articulares.
- Dolor crónico de espalda.
- Tensiones musculares continuas.
- Alteraciones de la postura y del movimiento.
Montar prematuramente puede incluso condicionar negativamente su carácter y su confianza en el ser humano, ya que puede asociar la monta con el dolor.
Lesiones frecuentes por montar antes de tiempo
Las consecuencias físicas de una monta precoz no siempre se ven a corto plazo, pero a menudo se manifiestan con el tiempo. Entre las más frecuentes se encuentran:
1. Kissing Spines (KSS)
Síndrome de apófisis espinosas tocantes: las vértebras se acercan tanto que se rozan o chocan entre sí, produciendo dolor e inflamación crónica.
2. Artrosis precoz
Por desgaste prematuro de las articulaciones, especialmente en caderas, rodillas y espaldas.
3. Contracturas musculares y descompensaciones
Provocadas por un trabajo físico para el que el caballo no está aún equilibrado ni fortalecido.
4. Problemas de comportamiento
Rechazo al trabajo, nerviosismo, resistencia o agresividad, muchas veces tienen como origen un dolor no detectado.
¿Qué se puede hacer mientras crece?
Respetar el desarrollo físico del caballo no implica dejarlo inactivo. Hay formas adecuadas de prepararlo sin montar:
- Trabajo en libertad o con cuerda (desde los 6-8 meses): favorece la coordinación, el equilibrio y la obediencia.
- Desensibilización y manejo básico en tierra.
- Sesiones breves de trabajo de pie a tierra con obstáculos suaves.
Así, se prepara al potro física y mentalmente para cuando llegue el momento de iniciar la monta sin riesgos.
Conclusión
Empezar a montar un caballo antes de tiempo puede parecer un atajo, pero en realidad compromete su salud, su rendimiento y su longevidad. Esperar a que esté completamente desarrollado, respetar su ritmo de crecimiento y formarlo progresivamente es la mejor inversión para su bienestar y para una relación duradera entre jinete y equino.
Montar a la edad adecuada no es una opción, es una responsabilidad.