En el mundo de la ganadería porcina, pocas amenazas han causado tanto impacto en tan poco tiempo como la cepa Rosalía del PRRS (Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino). Identificada en el noroeste de España en 2020, esta variante del virus se ha convertido en una auténtica pesadilla para los productores de cerdos. Pero, ¿qué hace que Rosalía sea tan peligrosa y cómo afecta económicamente a las granjas?
Un virus que golpea donde más duele
El PRRS no es un virus nuevo; lleva décadas afectando a la industria porcina. Sin embargo, la cepa Rosalía es diferente: su agresividad ha batido récords. Sus efectos incluyen:
✅ Altas tasas de abortos en cerdas: hasta un 27 % en solo 17 semanas, lo que significa una drástica reducción en la cantidad de lechones nacidos.
✅ Mortalidad alarmante en lechones: en algunos casos, hasta un 50 % de los lechones mueren antes de llegar al engorde.
✅ Crecimiento más lento y mayor vulnerabilidad: los cerdos que sobreviven suelen estar más débiles y tardan más en alcanzar el peso adecuado para el mercado.
El golpe económico para los ganaderos
Cuando un brote de Rosalía golpea una granja, las pérdidas económicas son devastadoras. Hablamos de:
💰 Menos lechones vendidos: Si la mitad muere antes de ser destetados, los ingresos caen en picado.
💰 Mayor gasto en medicamentos y tratamientos: Controlar los síntomas y evitar infecciones secundarias cuesta dinero.
💰 Más tiempo y alimento por cerdo: Al crecer más lento, los cerdos necesitan más pienso, aumentando los costes de producción.
💰 Reducción del margen de beneficio: Menos cerdos vendidos, más costes… el balance final es negativo para el ganadero.
¿Hay solución? La vacunación como clave
Afortunadamente, los avances en vacunación han traído buenas noticias. Productos como Unistrain PRRS IM o Ingelvac PRRS FLEX EU han demostrado que la vacunación frente a esta enfermedad puede reducir drásticamente la mortalidad (hasta un 89 %) y mejorar la productividad en las granjas afectadas. Además, los datos indican que los cerdos vacunados vuelven antes a la normalidad y requieren menos tratamientos adicionales, reduciendo aún más los costes.
Para los ganaderos, esto significa proteger su inversión y mejorar la rentabilidad de su explotación. En un sector donde cada euro cuenta, prevenir es siempre más rentable que curar.